Los padres de Rafael Mayer no pueden creer los grandes avances de su hijo. Cuando el pequeño tenía dos años y medio no hablaba, por lo que lo llevaron a un neuropediatra que le diagnosticó Trastorno del Espectro Autista (TEA). Ahora a sus siete años, el niño habla nueve idiomas.

La madre del niño informó a la BBC News Brasil que se sintió “completamente aterrorizada” cuando le confirmaron un autismo severo en el tercer hijo de sus cuatro. La pareja dudo si Rafael podría llegar hablar. “Mis otros hijos se desarrollaron rápidamente, pero Rafael tardó hasta en aprender a sentarse cuando era pequeño.Hasta los 2 años, no interactuó, no miraba a los ojos y parecía estar sordo. Le hicimos exámenes que arrojaron que no tenía problemas de audición”, decía su madre.

Juli y su marido, el abogado Valcir Mayer, llevaron al menor a varios especialistas, pero “no reaccionó a ningún estímulo”. Uno de los especialistas les recomendó que el pequeño utilizase una tableta para ayudarle con su desarrollo. Juli asegura que “al principio estaba en contra, como no teníamos muchas alternativas, decidí intentarlo”.

Sin embargo, el niño se adaptó perfectamente al dispositivo y pasó horas viendo vídeos de YouTube, principalmente en inglés. «Pensaba que ponía los videos en otro idioma porque no sabía cómo jugar con la tableta, así que yo siempre cogía el dispositivo y le ponía una animación en portugués», explica.

Después de estar varios meses utilizándola, cuando Rafael tenía casi cuatro años comenzó a hablar en una sesión con la logopeda. La sorpresa fue doble, ya que los padres no contaban con que el niño solo hablase en inglés. Aunque aparentemente parecía que el pequeño entendiese el portugués, no hablaba ni una palabra de su idioma materno.

Este aprendizaje inesperado se debe a una de las características del autismo: la hiperconcentración. Esta capacidad que tienen las personas diagnosticadas con TEA, hace que mantengan la atención centrada en un interés específico sin distraerse con ninguna otra información.

Tatiana Schmidt, neuropsicóloga de Rafael Mayer, explicó que cuando trató de enseñarle a aprender el portugués, descubrió que el pequeño también conocía el esperanto y el lenguaje de señas brasileño que había aprendido a través de internet. El portugués fue el cuarto idioma que aprendió a los cinco años.

Su aprendizaje nunca se ha detenido, por ello, a día de hoy, a sus siete años, ya ha aprendido otros cinco idiomas más: español, ruso, japonés, alemán e italiano. Además, actualmente está aprendiendo árabe.

Juli asegura que “cuando (Rafael) quiere aprender un idioma, permanece concentrado durante un mes, pero no habla todos los idiomas todo el tiempo, solo el inglés lo habla todo el día, es con el cual se siente cómodo”.

Fuente: lavanguardia.com