Terapia Ocupacional en los trastornos de alimentación en la infancia

Alimentarse es una actividad básica de la vida diaria que realizamos varias veces al día. Cuando nuestros niños presentan dificultades en esta área, puede convertirse en un auténtico quebradero de cabeza, conllevando a que todos los días surjan enfados que afectan negativamente tanto al niño como a la familia. Dependiendo de la edad del niño, esta actividad puede afectar a su área social (cumpleaños, comuniones…), así como, a su área emocional (autoestima).

La intervención en la alimentación, se debe llevar a cabo desde logopedia, psicología y terapia ocupacional; sin olvidarnos de la figura del pediatra y el nutricionista. Debe ser una intervención multidisciplinar, donde los distintos profesionales puedan valorar al niño, para posteriormente poner los objetivos en común que se quieren conseguir. Esta intervención será de calidad, cuando el equipo comparta estrategias y técnicas que ayuden a la evolución del niño.

Desde terapia ocupacional, una de las cosas que se tienen en cuenta en la intervención son los sistemas sensoriales. Los más destacados son:

  • El sistema propioceptivo: importantísimo para informar al cerebro sobre la posición de los segmentos corporales. La propiocepción es la base del planeamiento motor, y una disfunción dificultaría saber por ejemplo dónde está la lengua en la deglución.

 

¿Y CUÁLES SON LOS INDICADORES DE DISFUNCIÓN EN EL SISTEMA PROPIOCEPTIVO?

  • Problemas de conciencia corporal: volcar o dejar caer cosas con frecuencia.
  • No saber qué presión ejercer al flexionar o extender sus músculos (utilizando un cuchillo), derramar líquidos en su cara cuando trae la taza a la boca, derramar lo que lleva en la cuchara (coordinación mano-boca), dificultad en el uso de utensilios
  • Ser incapaz de estar sentado manteniendo una posición vertical (se mueve mucho en la silla, intenta levantarse, empuja la silla hacia atrás…).
  • Praxis, dificultades en el planeamiento motor. El niño puede volverse rígido para aceptar diferentes tipos de comidas.

El sistema vestibular: en él se procesa la información relacionada con el equilibrio y el movimiento ocular.

 

¿CUÁLES SON LOS INDICADORES DE DISFUNCIÓN EN EL SISTEMA VESTIBULAR?

  • No quiere echar la cabeza hacia atrás, por ejemplo, para beber de un vaso.
  • No le gusta ser movido.
  • Presenta una importante inseguridad postural, evita sillas altas o sillas inestables. El niño centra toda su atención en la forma en la que se está moviendo, está quieto, o se inclina por miedo a caerse. Esto le impide centrarse en la actividad de comer y en todos los componentes motores que necesita.

El sistema propioceptivo y el sistema vestibular, afectan directamente en el posicionamiento. Cuando el cuerpo del niño no tiene suficiente estabilidad y pobre control postural, va a requerir más gasto de energía y mayor esfuerzo físico para poder realizar los ajustes posturales que estabilicen su cuerpo. Así mismo, cuando el niño no es consciente de las partes de su cuerpo, va a tener mayor dificultad para controlar los movimientos requeridos para autoalimentarse.

  • El sistema táctil: íntimamente relacionado con los aspectos emocionales, nos da información de las sensaciones recibidas por la piel. Junto con el sistema propioceptivo, es la base para tener una buena conciencia corporal.

 

¿CUÁLES SON LOS INDICADORES DE DISFUNCIÓN EN EL SISTEMA TÁCTIL?

  • Influye mucho en la conducta a nivel social, ya que son niños que tienden a pegar, morder, empujar…
  • Pueden necesitar mucho volumen de alimento en la boca
  • Prefieren purés o alimentos de fácil masticación, o bien, solo alimentos crujientes, duros
  • Pueden no ser consciente de que tiene la cara sucia o, no soportar tener la cara sucia
  • Pueden llegar a ser controladores
  • Hacen arcadas
  • No quieren tocar o probar ciertas texturas
  • Prefieren sabores fuertes, muy calientes, o muy fríos
  • Se lleva objetos a la boca continuamente

Por ello, los objetivos generales planteados desde el área de terapia ocupacional son:

  • Desarrollar habilidades generales de coordinación de movimientos que apoyan el desarrollo de la alimentación.
  • Mejorar las habilidades motoras finas para mejorar movimientos más precisos entre los ojos, los hombros, los brazos, las manos.
  • Proponer estrategias que mejoren el procesamiento sensorial para incorporar todos los sentidos de forma organizada durante la comida.
  • Facilitar el desarrollo de habilidades de autoalimentación.
  • Ayudar a los niños a aumentar su nivel de comodidad comiendo una gran variedad de alimentos con diferentes texturas.

Cada niño es un mundo, y cada uno presenta necesidades diferentes. Por ello, las intervenciones son individualizadas, siempre mediante el juego y teniendo en cuenta los intereses del niño ya que solo mediante la motivación podremos conseguir avances.

 

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