Disfonía espasmódica

La disfonía espasmódica es un trastorno crónico de la voz debido a una alteración neurológica. Se manifiesta con “espasmos” involuntarios de las cuerdas vocales, siendo el movimiento de las cuerdas vocales tenso y forzado, por lo que la voz suena quebrada, temblorosa, ronca, tensa o entrecortada. Esto puede ocurrir al principio durante períodos ya que la calidad de la voz es fluctuante, pudiendo haber períodos en los que se tenga una voz normal antes de volverse crónico. De hecho, al principio los síntomas pueden ser leves y presentarse sólo de vez en cuando. Más tarde puede empeorar y presentarse con más frecuencia, empeorando sobre todo cuando la persona está cansada o estresada.

La disfonía espasmódica es uno de los padecimientos que con mayor frecuencia es mal diagnosticada en el campo de las alteraciones del habla y el lenguaje, ya que no existe una prueba definitiva para identificarla, basándose el diagnóstico en la presencia de los signos y síntomas clínicos característicos y en la ausencia de otros padecimientos que pudieran parecerse a este tipo de disfonía.

La mejor evaluación del problema se lograría mediante el trabajo en equipo de un grupo de profesionales que incluyera:
Un logopeda para evaluar la producción y el timbre de la voz, un otorrinolaringólogo para el reconocimiento de las cuerdas vocales y su movimiento, y un neurólogo para la detección de síntomas de problemas neurológicos.

Aunque no existe cura para la disfonía espasmódica, sí existen varias opciones de tratamiento para mejorar la voz: la toxina botulínica, debilitando los músculos laríngeos dando como resultado una voz más suave y menos forzada y tratamiento con logopeda tras las inyecciones de bótox para optimizar la producción de la voz.

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